sábado, 2 de enero de 2010

Nuestras viejas raíces


Cuando alguien me cuenta que nunca conoció a sus abuelitos siento una gran orfandad dentro de mí. Yo tuve el gran regalo de la vida de conocer y vivir con mis abuelos de carne y hueso y gracias a ese regalo he vislumbrado las raíces de mi vida. Esas raíces en última instancia, se enlazan, como voces viejas, con otras voces que nos hermanan. En estos tiempos, en que todo tiene un día de conmemoración o celebración, hago un espacio para que se escuche la voz de un poeta indígena otomí de nuestra gran patria mexicana quien les canta a los abuelitos: Se alegran los abuelitos. Despertaron las flores bellas, se alegró la madrecita tierra, los campos, los montes, se alegraron nuestros abuelitos, despertaron las estrellas, despertó la luna, caminó el agua clara de los ríos, se alegraron nuestros abuelitos.

-Inspirado por  Isaac Díaz Sánchez, poeta indígena otomí

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