Los recuentos son operaciones de la imaginación para contarnos otra vez lo que hemos vivido, lo que hemos soñado y lo que se nos ha ido. Los recuentos larguísimos se hacen navegando durante 365 días y los breves recordando sólo los 12 meses. En esta ocasión me permito regalarles un ejemplo lúdico amoroso de recuento escrito por mi buen Fernando del Paso:
VII
Niña: te dejo todo el año
Cuando yo me muera,
allí está todo el año:
tómalo.
Cuando yo me muera,
cómprate un calendario
y por cada mes que todavía me quieras,
deshoja la hoja,
arráncala, arrójala:
A enero,
mándalo al cielo.
A febrero,
con mis camisas.
Con marzo,
envuelve una rosa.
Y hazte con abril
un barco
que navegue despacio,
hasta mayo.
A junio,
dile que me salude a julio
y mándalos a los dos
por un embudo.
Y con agosto,
amada mía,
cubre tus pechos
para que se incendie el día.
Cuando yo me muera,
allí está septiembre:
bésalo.
Con octubre,
haz un cometa,
y con noviembre,
su cola.
Y a diciembre deshójalo
y jura que al mismo tiempo
si me quieres, no me quieras,
si me olvidas, no me olvides.
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