viernes, 14 de enero de 2011

Puentes

En estos días que ya miran al nuevo año en la esquina se suelen conceder premios y distinciones internacionales al hombre y la mujer más destacados, poderosos, cultos, adinerados o guapos. En estos días poco se medita y menos se actúa sobre aquello que nos impide acercarnos a unos y otros en el nivel planetario. Cuando digo acercarnos quiero imaginar brincar el cerco, pasar el cerco que levantamos entre unos y otros. Ese cerco lo conforman las ideologías y las realidades sociales, económicas, políticas, religiosas etc. que se traducen en conductas injustas discriminadoras, segregacionistas etc. Nuestro mundo al decir de Newton, se ha especializado en levantar muros y murallas cada vez más largas, cada vez más altas y menos, mucho menos, en construir puentes. De manera literal recordemos a las murallas medievales no solo en los castillos sino entre las religiones. Tenemos a mano la Muralla china y el Muro de Berlín, el Muro de la Tortilla en el desierto que divide a Estados Unidos y México. Todas esas murallas comienzan a desmoronarse cuando en nuestras mentes y en nuestras manos está la firme convicción de que bien vale la pena vivir la vida construyendo puentes de entendimiento, conversación, acuerdo, diálogo y muchas otras formas de comprensión mutua.

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