Una amiga ya grande se despidió de sus compañeros de trabajo. Pasó muchos años de su vida como jefa de los servicios de salud y se distinguió porque la puerta de su oficina estaba abierta para quien quisiera acudir con ella. Peticiones de favores, quejas y reproches le llovieron como aguacero toda su vida. El día que partió le preguntaron de qué se valió para sostenerse en el puesto. Con la sencillez que le caracterizó dijo algo que recuerdo así: “… desde el primer día me desayuné la convicción de que ser jefa es para servir y no servirse de los demás. Cada día almorzaba la convicción de que mi recompensa era llegar a la noche con mi tarea cumplida. Y mi cena habitual fue el gusto de saber que si amanecía el día siguiente, volvería a llevar la misma actitud. A mí me fortaleció el ser comprensiva con la naturaleza humana para quien es más difícil olvidar una ofensa y se les hace fácil olvidar un favor...”
Es una antología de las Cartas del Desierto que trasmito en Radio Universidad 105.3 FM y 1310AM, Chihuahua. Mexico. Una mirada sobre el mundo, la vida y la historia Social desde el desierto Chihuahuense en el Norte de México. Escribo y comparto mis sentires mientras vamos de camino: Si estas Cartas te ayudan y las reproduces, cita al autor y a la fuente. ¡Gracias por escribir tus comentarios¡ -La vida abre la puerta,nosotros hacemos el camino-
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