martes, 16 de agosto de 2011

Guiñar un ojo y otras historias


Hace un tiempo escribí algo sobre qué es guiñar un ojo y la magia que encierra. Pues les diré que esa Carta ha tenido un ir y venir en medio de los lectores y selecciono tres historias que me llegaron  -muy  simpáticas y bordan sobre este poder que tenemos todos: guiñar un ojo…
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Una vez estaba con unas amigas en el Mc Donald, unas mesas al lado había un chavalito como de 13,14, que estaba solo, de repente me miró y yo para tontear le guiñé el ojo, junté mis labios con la lengua y le tiré un besito volado... el tipo se puso demasiado rojo y bajó la vista y cuando me dí cuenta del incendio que provoqué yo también me puse roja. (Vanessa,15. Cuernavaca, México)
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Recuerdo también una vez que una señora. No se veía grande, era mamá, pero bastante joven. Íbamos en el mismo bus camino a Rosario, ella iba sentada delante mío con su niño. Ya habíamos tenido una interacción porque la ayudé a guardar un maletín arriba en el bus. Pasó como media hora y llegué a mi parada. Al bajarme miré hacia la ventana donde estaba estaba  y ella…   ¡me guiñó un ojo!  Me sentí electrocutado y  casi me subí de nuevo al bus pero no. En un parpadeo, el bus dio la vuelta en la esquina y lo perdí de vista para siempre. Su guiño de ojo fue una caricia inolvidable. (Juan Pablo,18. Rosario, Argentina
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¿Alguna vez han tenido la suerte  de que una mujer encantadora les guiñe un ojo? Qué cosa más exquisita, no hay palabras para eso, es como algo tan encantador, agradable y misterioso como que te digan "me gustas”. Y  pensándolo bien, debe ser lo mismo si un hombre se lo hace a una mujer, ¿lo han intentado?  Martin,36. Tucson,Az.Estados Unidos.

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