La palabra paraíso es una de las más misteriosas y acariciadas por los seres humanos. Llevamos grabada en la conciencia colectiva casi universal la imagen de del paraíso perdido y del paraíso por venir o por construir. En esa tensión vivimos, entre la nostalgia (dolor ardiente de nostos y algia en griego) de lo que tuvimos como nuestro, el sufrir del presente para muchos y la esperanza de pertenecer a un nuevo mundo y a unos nuevos cielos hechura de los seres humanos. En el mientras tanto, los seres humanos nos regocijamos en los llamados paraísos momentáneos fruto de la mercadotécnica y la propaganda. Paraíso del casino de juego y el sueño de hacerse millonario. Paraíso del comer y beber hasta más no poder, el paraíso de un viaje en crucero alrededor del mundo o pertenecer a una tarjeta bancaria que te permite viajes en primera clase en avión o en hoteles de lujos. Paraísos son los lugares donde se refugia el dinero mal habido y paraísos son los mundos imaginarios de la mente -que bajo el influjo de un narcótico nos da la serenidad que no alcanzamos ni la paz que anhelamos. En el pasado reciente han quedado en el camino los paraísos o utopías sociales -como el de la sociedad sin clases sociales donde reinaría la igualdad o al menos la equidad. Como podemos comprobar, la lista de los paraísos es interminable, incluida Cinema Paradiso -la inolvidable película de Tornatore donde a través de escena de películas un niño adulto recupera su infancia y adolescencia en Italia. No me queda la duda que aún sentimos la influencia del paraíso bíblico que grabó en la conciencia del ser humano el sentirse escindido de la familiaridad de quien le dio la vida. Para los seres humanos que tuvimos la dicha de vivir una infancia digna de un niño se nos antoja, de cuando en cuando, una vuelta al paraíso de nuestra infancia.. Consciente de ello el buen Jorge Luis Borges, recordando a su Buenos Aires dijo: Sé que los únicos paraísos no vedados al hombre son los paraísos perdidos.
Es una antología de las Cartas del Desierto que trasmito en Radio Universidad 105.3 FM y 1310AM, Chihuahua. Mexico. Una mirada sobre el mundo, la vida y la historia Social desde el desierto Chihuahuense en el Norte de México. Escribo y comparto mis sentires mientras vamos de camino: Si estas Cartas te ayudan y las reproduces, cita al autor y a la fuente. ¡Gracias por escribir tus comentarios¡ -La vida abre la puerta,nosotros hacemos el camino-
lunes, 7 de noviembre de 2011
Paraísos
La palabra paraíso es una de las más misteriosas y acariciadas por los seres humanos. Llevamos grabada en la conciencia colectiva casi universal la imagen de del paraíso perdido y del paraíso por venir o por construir. En esa tensión vivimos, entre la nostalgia (dolor ardiente de nostos y algia en griego) de lo que tuvimos como nuestro, el sufrir del presente para muchos y la esperanza de pertenecer a un nuevo mundo y a unos nuevos cielos hechura de los seres humanos. En el mientras tanto, los seres humanos nos regocijamos en los llamados paraísos momentáneos fruto de la mercadotécnica y la propaganda. Paraíso del casino de juego y el sueño de hacerse millonario. Paraíso del comer y beber hasta más no poder, el paraíso de un viaje en crucero alrededor del mundo o pertenecer a una tarjeta bancaria que te permite viajes en primera clase en avión o en hoteles de lujos. Paraísos son los lugares donde se refugia el dinero mal habido y paraísos son los mundos imaginarios de la mente -que bajo el influjo de un narcótico nos da la serenidad que no alcanzamos ni la paz que anhelamos. En el pasado reciente han quedado en el camino los paraísos o utopías sociales -como el de la sociedad sin clases sociales donde reinaría la igualdad o al menos la equidad. Como podemos comprobar, la lista de los paraísos es interminable, incluida Cinema Paradiso -la inolvidable película de Tornatore donde a través de escena de películas un niño adulto recupera su infancia y adolescencia en Italia. No me queda la duda que aún sentimos la influencia del paraíso bíblico que grabó en la conciencia del ser humano el sentirse escindido de la familiaridad de quien le dio la vida. Para los seres humanos que tuvimos la dicha de vivir una infancia digna de un niño se nos antoja, de cuando en cuando, una vuelta al paraíso de nuestra infancia.. Consciente de ello el buen Jorge Luis Borges, recordando a su Buenos Aires dijo: Sé que los únicos paraísos no vedados al hombre son los paraísos perdidos.
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