lunes, 13 de febrero de 2012

Desechables

La magia del café convoca, llama, atrae, seduce. Estuve junto a mi taza de café humeante preparando una conferencia y percibí que en la mesa de junto estaban dos muchachitos provistos como es usual de netbooks, teléfonos móviles. De pronto hicieron una pausa le dieron un sorbo y uno de ellos le contó a su amigos de sus quebrantos amorosos: ¡Que bruto fui, todo se lo puse a ella servido en bandeja de plata y mira lo que pasó, me mandó a volar... por otro! El amigo lo escuchó largamente y como quien baja del cielo un cometa de luz le hizo este comentario: Te comprendo, hay chavas que sólo saben comer en platos desechables.  Seguí sorbiendo mi café humeante  mientras consideraba que nuestro planeta lo hemos convertido en un basurero gigante lleno de platos, vasos, tazas, frascos, botellas, latas, cajas desechables y en medio de esa basura se van amores desechados. Signo de estos tiempos. El café, este ritual humano sigue siendo el espacio para el encuentro, el desahogo, la confidencia, el chisme y el chiste, el amor, las lágrimas y también mi mesa donde les escribo estas palabras…

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