El
desierto es la casa de los hombres solares
El
desierto es la casa de nuestros queridos seres de tierra, aire y agua, sí, en
la escasa agua .
Levantemos
muy de mañana el oído y la mirada sobre la fina línea del horizonte. Estamos
ante el despertar de nuestras aves que se desperezan ,emprendiendo el vuelo
diario para volver con su pequeña alforja de granos. Se elevan y su vuelo es una partitura musical
para quien sabe escuchar con la mirada. De otro desierto hermano me llega el
eco, la pregunta: Los pájaros dibujan
grandes círculos en el cielo con su libertad. ¿Cómo lo aprendieron?[1]
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