domingo, 17 de junio de 2012

La brazada







Me gusta el futbol. Me gusta ver cómo los humanos podemos emplear nuestros pies y piernas con tanta habilidad como si fueran manos y solo los porteros emplean a las manos en primer lugar. Más allá del mundo de la comercialización del futbol queda lo que es el alma de ese deporte. Se juega para ganar, se resiste para ganar y sólo queda un campeón cada vez. Sucede que el futbol no deja de enseñarme rostros nuevos como el del pasado fin de semana cuando mi equipo favorito jugó, se esforzó, peleó cada metro, cada minuto y segundo del juego. La agonía se prolongó a tiempos complementarios y llegó el terrible momento de decidir la suerte final por medio de los penalties.Todo fue tan,pero tan parejo que el placer de ver se convirtió en un sufrir, dosificando la respiración hasta el último suspiro. Después de 120 minutos de esfuerzo se cumplió lo que dice el dicho de nuestra gente del desierto: tanto nadar ,tanto batallar para llegar y morir en la playa. Difícil de comprender pero ese es el  tuétano de la vida, no dejar de dar la brazada teniendo ante la vista a la playa…[1]





[1] Bayer Múnich y Chelsea, Mayo 2012.

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