Desde que se
inventó el registro de la voz humana nacieron las palabras escritas. Con la
palabra escrita se acrecentó la costumbre de guardar y respaldar a la memoria
colectiva e individual. Después nacieron y se multiplicaron los libros.
Nacieron y se multiplicaron los aparatos para escribir y guardar a la palabra
escrita. Nació la memoria electrónica y los aparatos para protegerla hasta lo
que conocemos en este siglo 21.Memoria que puede conservar desde una pulsación
o byte hasta algunos terabytes o sea millones y millones de
millones de pulsaciones que nuestra mente no puede representar .Pareciera que
cada día la memoria humana depende más de los aparatos que conservan a nuestros
datos, fechas, cifras, imágenes, sonidos
y combinación de todos ellos. Después de esta ola desbordada creo vislumbrar lo
básico del asunto. Los primeros seres humanos tenían a mano la memoria del corazón que guarda lo poco,
lo valioso, lo significante. Y cuando llegue el momento, ese instante de partir
sólo importará lo que le escuché a Miguelito
-mi amigo: Los recuerdos reales, no están en las fotos, están en el corazón.
No están en los discos duros, ni el las USB ni en las bibliotecas o fototecas.
Los recuerdos se hallan contentos dentro
de ese pequeño tambor-corazón que aún
marcha, camina, marca el paso, se
alegra, tamborilea, silva, ríe…y gusta de caminar un buen paseo cada día.
Es una antología de las Cartas del Desierto que trasmito en Radio Universidad 105.3 FM y 1310AM, Chihuahua. Mexico. Una mirada sobre el mundo, la vida y la historia Social desde el desierto Chihuahuense en el Norte de México. Escribo y comparto mis sentires mientras vamos de camino: Si estas Cartas te ayudan y las reproduces, cita al autor y a la fuente. ¡Gracias por escribir tus comentarios¡ -La vida abre la puerta,nosotros hacemos el camino-
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