miércoles, 20 de junio de 2012

Minutos, segundos





Una tarea perenne que nos acompaña de la cuna a la tumba ,como se suele decir, es aprender a vivir y no negar nuestras emociones, aprender a guiarlas y no dejar que nos arrastren ,convertirlas en amplias y blancas velas para captar los vientos de la vida y nos lleven a buen puerto.  Largo y nada fácil aprendizaje pero indispensable, inevitable, intransferible. Entre todas las emociones está el enojo, la rabia, la indignación y son los grandes vientos que mueven a nuestras vidas. Gran reserva de fuerzas que  -puestas a trabajar a nuestro favor-  nos llevarán al buen destino. Por todo ello no dejo de lado la sabia brevedad de este recordatorio de mi querido R.W.Emerson: Por cada minuto que estés enojado habrás perdido sesenta segundos de felicidad.







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