miércoles, 27 de junio de 2012

Mucho con poco





                                                      

La humanidad desde el tiempo de las cavernas desarrolló  -a su paso y como respuesta a sus necesidades-   diferentes respuestas bajo el sello de la creatividad. Debió acumular líquidos, granos y agua. Tuvieron a bien  imitar la postura de las manos en forma de cuencos y así tallaron las piedras y tejieron cestos. Los  ejemplos son innumerables  -como los granitos de arena que caben en sólo el cuenco de una mano humana. Por lo contrario, las generaciones de estos dos últimos siglos hemos crecido bajo el signo de la comodidad y de la abundancia relativa y eso ha ido en detrimento de nuestra natural creatividad. Pareciera ser que para un muchacho de hoy ,después de graduarse de la escuela y al iniciarse en la vida requiere de todos los elementos imaginables para ser capaz de producir algo. En los países económicamente desarrollados no es raro observar que los jóvenes quieran iniciar su vida productiva siendo  propietarios de una casa, con un magnifico sueldo y prestaciones y con un vehículo a la puerta. Tal vez esto, aún hoy, lo viva el 0.000001 de la población mundial .La experiencia de ayer y de hoy para la infinita mayoría de los seres humanos está  bajo otra divisa resumida en una frase sobria y luminosa: Las personas más felices no tienen necesariamente lo mejor de todo, sino sacan el máximo provecho de todo[1]. Como se dice en nuestro desierto, las personas felices son aquellas que saben hacer mucho con poco.








[1]Inspirado por un dicho de Mi abuela Sabia. 

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