Segundo
de secundaria, tarde lluviosa y soñolienta. Me llega el eco de mi indeleble
maestro de literatura. El verbo de hoy es Poner, dijo. Mi lugar favorito junto
al ventanal. Han pasado 50 veranos y un papelito doblado como pañuelo recién
planchado se fue a dormir entre los libros. Hace unos días despertó del largo
sueño.
Pon
al día en mis manos
Pon
a las nubes como mi sombra
Pon
al sol como mi guía
Pon
a la estrella como mi lámpara
Pon
al agua en mi labios
Pon
el latido en mis pasos
Ponte
a mi lado, caminemos juntos
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