martes, 21 de agosto de 2012

El eclipse







Estuve en la sala de espera de mi dentista. El día anterior se anunció un eclipse parcial de sol. En la sala estaba una mamá concentrada en su teléfono celular  mientras su niño se movía como trompo alrededor de la sala, subiendo y bajando de las sillas, y escudriñando hasta el último rincón. De pronto, corrió hacia la ventana y le dijo a su madre en voz alta –mientras la madre seguía  absorta robóticamente en su teléfono celular: “Mamá, mamá,…¿puedo ir a ver el eclipse?  La absorta madre respondió mecánicamente: ¡Sí, pero no te acerques demasiado!.  Me sonreí por un rato y me quedé pensando sobre cuántas cosas diremos sin tener conciencia de lo que estamos diciendo -cuando lo más que emite nuestra voz es un , un no y algún otro socorrido monosílabo.




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