Siempre
hay una primera vez para ver el mar,
para contemplar un arcoíris, un relámpago nocturno y la nieve invernal. La
primera vez en la primera infancia -las otras infancias nos acompañan el resto
de la vida hasta de viejos- despierta a
muchas preguntas dormidas como la del niño que le preguntaba a su padre ¿qué hay en la otra orilla del mar? Y el
padre enmudeció. Otra de esas preguntas inocentes: ¿Cuando no estamos en la
playa y el mar pasa horas solo, solito, qué hace el mar? Un niño grande
respondió así:
Desnudo
el mar
goza
tomando el sol
sobre
la playa
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