jueves, 13 de junio de 2013

Regresando a casa





Un buen amigo se dedicó a coleccionar epitafios célebres: Baste recordar que la palabra viene de epi, sobre  y taphos, tumba,sepulcro -en griego. Una inscripción escrita  previamente  por el fallecido o por  alguien sobre una tercera amada persona. El buen poeta Max Herman[1], nos regaló su sabio epitafio: Regresando a casa.-

Todos somos barcos regresando a casacargados con la experiencia de la vida,recuerdos de trabajo, buenos tiempos y lamentos,cada uno con su carga especial;y es nuestro destino común mostrar las marcas del viaje,aquí una proa hecha pedazos, allí un aparejo remendado,y todos los cascos ennegrecidospor el incesante golpe de la agitada ola.Ojalá estemos agradecidos por el buen tiempo y los mares serenos,y en época de tormenta tengamos el corajey la paciencia que distinguen a todo buen marinero;y, sobre todo, ojalá tengamos la jubilosa esperanza de alegres encuentros,cuando nuestro barco lance finalmente su anclaen las dormidas aguas de la eterna bahía.
Dicen los geólogos que nuestro amado desierto fue fondo marino hace millones de años y huella de ellos son los grandes arenales, fósiles y dunas que nos envuelven con su suave silencio, su murmullo incesante .Tal vez ,por eso, nuestro sabios rancheros me sorprendieron en estas tierras con la sabia expresión: ¿Cómo está usted Esteban? Pos aquí andamos, navegando, navegando. Toda vida es una navegación ,toda vida es la de un marino.
Esa es la sabiduría que se ha quedado en el desierto.





[1] Max Ehrmann, poeta estadounidense.
Terre Haute, Indiana, 26-09-1872; id., 09-09-1945.
Highland Lawn Cemetery. Terre Haute.

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