El Doctor Cuadritos, así llamado con
cariño, - Juan Manuel Cuadros- fue un
farmacéutico de esos que ya no existen famoso por sus preparados para todo mal
o para casi todo mal del cuerpo y del alma. En aquellos días en que las
farmacias preparaban las recetas médicas, la gente esperaba pacientemente las
gotas, colirios, pomadas, frotaciones, cremas, capsulitas, expectorantes, supositorios
que el Doctor Cuadritos preparaba y mirando sobre sus anteojos -con la aureola
de una melena blanca revuelta- explicaba clamada y minuciosamente a cada
paciente sobre la aplicación correcta. A Cuadritos nadie le vio perder la
paciencia, levantar la voz o alterarse. Pero Cuadritos fue famoso pues al final
de la jornada atendía sobre otros sufrires,y padecimientos del alma. Un día le
recetó a un muchacho que languidecía por el amor de una muchacha pelirroja y pecosita
que no le daba señales de vida: Si no te habla, no te extraña; si no te extraña, no te busca; si no te
busca, no le gustas; si no le gustas, no le ruegues. Así de fácil.
Para rematar, Cuadritos
le sentenció: Aplica, muchacho, el signo
ortográfico más pequeñito y mas poderoso del mundo que se llama: “punto final”.
-Inspirado por Filosofía,de un amigo tuitero.
-Inspirado por Filosofía,de un amigo tuitero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario