En nuestra
manera humana y llana de comunicarnos es frecuente recurrir al estilo que da órdenes, llamado por otros, estilo militar o mandón.
Dependiendo de que lado se esté, caerá bien o mal ese estilo. Por lo
general los humanos somos reacios ante el estilo autoritario. Mas en otro orden
de cosas, como suelen ser las hermosas cosas de la vida, nuestro querido Jorge
Luis Borges[1] nos regaló esta aguda observación:
El verbo leer,
como el verbo amar y
el verbo soñar,
no soporta
‘el modo imperativo’.
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