Entre la vida y la muerte
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GPH |
Una de nuestras cualidades humanas es la
habilidad para tratar de adelantarnos a la realidad olvidando que cada segundo
es cada segundo y un partido de futbol dura noventa minutos oficialmente
dividido en dos tiempos. Además el árbitro puede añadir unos minutos de juego
como compensación por los minutos de juego perdidos. En este escenario es donde
me hace gracias que algunos comentaristas se adelanten y publiquen frases que
quieren ser lapidarias -según sus preferencias- para decir cosas como tal
equipo ya perdió, ya está eliminado. Pero la realidad nos hace un guiño y se
ríe de nosotros pues suele suceder -y
este campeonato no ha sido la excepción-
que los milagros suceden y en el
minuto 89 la pelota entra como un balazo en la portería contraria y el muerto
resucita, el condenado es indultado y el perdedor empata o simplemente gana con
toda su alma. Cierto el dicho de nuestros viejos en el desierto: El partido tiene noventa minutos y se acaba
cuando se acaba y todo puede suceder. Y para más, en la agonía de los
minutos de compensación, es cuando un gol hace la diferencia entre la muerte y
la vida.
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