Llegar al desierto. Pueblos viejos llenos de rancheros y vaqueros y terrazas sembradas de nogales .Pueblos viejos con sus niños nuevos y sus viejos de piel quemada y arrugada con alma de niño. Unos y otros se sientan por las tardes en los cercos de los ranchos bajo la fronda de los álamos esperando que el sol se duerma y escuchando el llamado del sueño -mientras la tierra vibra bajo el paso diario del tren de la tarde que va la frontera siempre hacia el norte.
Pueblos viejos del desierto con aroma a leños humeantes de esos fogones de invierno llenos de trabajos y de calor familiar. Tierra de nuestros padres y de los abuelos de nuestros abuelos, tierra buena para el porvenir para los hijos de los hijos que vendrán.
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