El tiempo y su fluir es grato para algunos e ingrato para muchos. Escuchamos y decimos: El tiempo vuela, ¡Cómo pasa el tiempo! ¡El tiempo se nos va como agua entre las manos! y lo contrario: ¡ Cuán lentas pasan las horas, los minutos parecen siglos! La inventiva humana ha generado lo que conocemos como relojes. Los modernos relojes fueron de cuerda y ahora funcionan con una diminuta batería. Lo sorprendente es que nos vemos empeñados en darles cuerda a los relojes, en cambiarles la batería cada vez que se agota. Vamos empujando al señor tiempo que ,por otro lado, se encarga de pastorearnos,se encarga de exigirnos y hacer que nos movamos. No nos gusta ver un reloj detenido, cristalizado. Pero, cuando el reloj oscila, el péndulo nos despierta una suerte de ansiedad...pues la vida se parece a un clic,clac,clic,clac y estamos ciertos que no está lejos de nosotros escuchar un clic ... sin respuesta.
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