El 13 de septiembre de 1995 escribí la primera Carta del
Desierto para honrar a nuestro Desierto de Chihuahua. Inicié una
correspondencia ininterrumpida con
oyentes y después con lectores muy queridos. Oyentes digo pues las cartas
nacieron y siguen siendo un mínimo programa de radio de 4 minutos,cuya casa es
Radio Universidad en la recordada 1310 AM
y ahora en el 105.3 FM. Fue ,digamos, un precursor del Twiter de hoy
pero en radio. 5,000 programas navegan
en las ondas de radio y las Cartas en mi Blog de internet desde hace 10 años y
se replican instantáneamente en Facebook, Twiter y Tumblr.
Mis Cartas son hijas de la adversidad para variar. Di clases
–ad honorem prácticamente- durante 7 años en la facultad de medicina y
cada semana me reunía con un grupo entusiasta de jóvenes futuros médicos que
hoy pasan de los 40 años. “La dimensión
psiquica, social y espiritual en la relación médico-paciente” fue nuestro tema.
Esa asignatura fue eliminada en el altar de la modernidad y se reemplazó por
computación e inglés. Siguió un duelo muy sentido. Una tarde del verano en el Desierto tomé un café con Magali -una amiga psicóloga quien me invitó para
escribir un segmento sobre ‘lo que
quisiera’ para un programa de la Facultad de Enfermería. Me sugirió que mi
programa tuviera su firma musical característica desde el inicio. Otra ronda de café,
lluvia de ideas, asociación de recuerdos y experiencias, andanzas por estas
tierras y nació el título: Cartas del Desierto.
Vivo agradecido profundamente pues ese día aprendi que
cuando la vida te pide o te quita algo con una mano, algo te da con la otra
mano –pero eso se descubre con el paso del tiempo- A mi me permitió aceptar que nada es para
siempre, que las clases que ofrecí a 30 muchachos se convirtieron en Cartas que
viajan por el mundo entero y tocan puertas,ventanas inimaginables e
incontables.
Sobre mi mesa hay notas que dicen: ‘escuchamos las cartas
por radio aquí en la penitenciaria del
estado’ -un grupo de presidiarios-, ‘te
escuchamos y te leemos en el hospital universitario’ ; ‘somos unas abuelas y
nos juntamos a esuchar mientras en silencio tomamos un cafecito’ , testimonios
de taxistas son asiduos y uno de ellos dice ‘detengo mi taxi,
cuando comienza el programa y no me quita tiempo.Por lo contrario,me regala
aliento’. Gente de a pie, gente de la calle,como tú y yo.
Para ustedes queridos oyentes y queridos lectores de ayer,
de hoy, de mañana muchas gracias por su
compañía.
Guillermo
Desde el Desierto de Chihuahua, 13 de septiembre de 2015.
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