Ante esa exagerada importancia que nos damos los humanos, los pueblos, las
naciones, los imperios me ayuda la desenfadada sencillez de A. Watts cuando
anotó en su cuaderno otra mirada sobre nuestra “realidad”: “El ser humano es una semilla que vive en una
bola de roca poco importante, que gira alrededor de una estrella insignificante
en la periferia de una de las galaxias más pequeñas” Si ejercitamos nuestra mirada, nuestra
pretendida y sobrevaluada importancia se convertirá en una sencilla actitud de solidaridad
y servicio a los seres humanos.
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