Los días de los Juegos Olímpicos son parte de un rito de la humanidad y parte de una creencia universal en la que coinciden casi todas las culturas: que el ejercicio es la vida misma y su señal inconfundible:
"...ya se mueve,ya respira" ó
"...ya no se mueve, ya no respira".
Ovidio, el querido poeta romano anotó la contraparte:
" así corrompe el ocio al cuerpo humano, como se pudren las aguas si están quedas"
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