Carnaval, homenaje a las cosas. Televisores, teléfonos, cámaras fotográficas, para contento de la vista y el oído. Ropa, perfumes, zapatos, para contento de las variadas partes del cuerpo. Las variadas joyas, para contento del adorno corporal.
Pasada la marea veo que las cosas nos sobrevivirán luego de habernos servido callada y dócilmente. Esas cosas no saben nuestro nombre, ni saben a qué se debe que les impusimos el nombre que llevan estando en nuestra cercanía. Nuestro mundo tiene 9 mil millones de seres humanos pero de cosas, ha de tener el nueve con todos los ceros -a la derecha- que la mente pueda imaginar.
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