La historia humana es también la historia de las creaciones, de los
inventos, la historia de la imaginación y de la creatividad. El campo de los sentimientos
y de los afectos no está exento de la habilidad para re-crearse.
La intuición de esta dimensión humana le llevó al buen Octavio Paz a dejar esta
hermosa afirmación: Un mundo nace cuando
dos se besan. Y el mundo es distinto desde que dos se besan, ya no es
igual, ya no es el mismo. ¡Es mejor ...!
Es una antología de las Cartas del Desierto que trasmito en Radio Universidad 105.3 FM y 1310AM, Chihuahua. Mexico. Una mirada sobre el mundo, la vida y la historia Social desde el desierto Chihuahuense en el Norte de México. Escribo y comparto mis sentires mientras vamos de camino: Si estas Cartas te ayudan y las reproduces, cita al autor y a la fuente. ¡Gracias por escribir tus comentarios¡ -La vida abre la puerta,nosotros hacemos el camino-
viernes, 26 de octubre de 2012
jueves, 25 de octubre de 2012
Tiempo ganado
Hay una serie de frases admonitorias en el tema y la experiencia de “perder” el tiempo como: ¿Qué haces? – Nada,aquí matando el
tiempo. ¿Qué haces? – Nada aquí pasando el tiempo. ¿Qué haces ¿ Nada esperando
que el tiempo pase. –Ponte a trabajar, no pierdas el tiempo. –Se me pasó el
tiempo, lo he perdido. La lista puede
ser casi interminable pero lo más interesante es percibirlo de otra manera: No veas el tiempo como algo perdido, míralo
como una oportunidad -algo ganado- para ser mejor y hacer mejor.
miércoles, 24 de octubre de 2012
Los desiertos
Formo parte de un equipo de enamorados.
Sí, por lo que llevo contado, vivimos en este equipo algunos enamorados de los
desiertos de mundo. Desde niños tenemos en común que nos fascinaban esas
grandes extensiones representadas en los mapas con color claro cercano al color
arena o al blanco. Pasaron los años y para mi sorpresa esas realidades ,primero
imaginadas y luego caminadas dejaron de ser exclusivamente mares color arena
sino desierto blancos como la nieve ártica o verdes como el amazonas, o azules
como los mares de agua o los mares del cielo y de los cielos. Todos ellos
tienen en común algo más allá de su silencio, su vacío y su color. Lo común es
que nos regalan un espacio para el silencio interior y para darnos cuenta de lo
poco que necesitamos para vivir realmente . Pero, además, los grandes desiertos
nos devuelven la conciencia de nuestra verdadera estatura que cuanto más
apegada a la vida en las ciudades se infla
pero cuando estamos en esos mundos del silencio recuperamos nuestra
sencilla y humilde dimensión de miniaturas humanas.
martes, 23 de octubre de 2012
Mirada y asombro
Para los adultos como para los niños nos
es fácil imaginar cómo es otro ser humano por dentro, más allá de sus
apariencias. El asunto se complica para nuestra imaginación y para nuestra sensibilidad
cuando tratamos de imaginar las cualidades interiores de un ser humano cuando
su exterior esta destruido parcial o totalmente por una discapacidad. Difícil
es imaginar el mundo de un ciego, de un quemado, de un paralítico con distrofia
muscular y así otros tantos padecimientos. Por tanto, la práctica de la
verdadera y plena creatividad ha de estar encaminada a que podamos redescubrir
la riqueza y la nobleza de los paisajes humanos interiores más allá de la
primera barrera a nuestra imaginación que es la corporalidad, el cuerpo
lastimado. Una mezcla de mirada, y genuina compasión serán indispensables para
nuestra imaginación. Dijo hace poco el buen Pepe Gordon: Todo niño es un gran
imaginante y todo imaginante tiene despierta la capacidad
de asombro del niño.
Casa de los Vientos
Hay de casas a casas, algunas memorables
y otras sencillas, comunes sin nombre. Para muestra un botón, ¿Quién no
recuerda a la Casa Blanca, la Casa Rosada y
la Casa Verde? Unas son la sede del gobierno y la tercera es una casa
que habita en la imaginación literaria. Pues en el célebre Acapulco, mirado al
Pacífico se alza una mítica construcción que habitó el pintor Diego Rivera y
que decoró con hermosos murales tanto pintados como realizados con base en
finos mosaicos con temas de nuestras milenarias raíces. La Casa de los Vientos - Exekatlkalli- le llamó Diego y así ha resistido el paso
del tiempo y del viento.
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