Por otro lado elogiamos que tenemos libertad, o libre albedrío y eso nos hace diferentes a todos los demás seres vivos y nos pone en la cúspide de la evolución, pero olvidamos que lo anterior es cierto si de veras empleamos nuestra libertad correctamente.
El panorama de nuestra historia nos desmiente con frecuencia: comenzando por la guerra y las guerras interminables.
Nos expresamos de los animales como si fueran despreciables pero en el fondo los envidiamos. Pienso en D. Wilson: "... el hombre es capaz de cualquier cosa: mentir, engañar, matar. El perro, sin embargo, en todas las circunstancias actúa fiel a lo que es y esa congruencia la envidiamos" El drama humano de nuestra libertad sigue resumido en : "hago el mal que no quiero y no hago el bien que veo"
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