sábado, 5 de agosto de 2006

Cartas del Desierto

Guillermo Pareja Herrera

Resumen de historia

A los griegos les interesó el origen de casi todo. Por eso, escribieron historia, cuentos y mitos. No les hacía problema un Olimpo lleno de dioses.
A los medievales les obsesionó un mundo regido por un solo dios que competía con otro grupos que también defendían a un solo dios he ahí a judíos, cristianos y musulmanes. He ahí el origen de las guerras,casi todas.
Para los renacentistas el mundo fue el reino del hombre y lo humano.
Los modernos dejaron atrás a los mitos, cuentos, historias y al hombre mismo e inventaron las máquinas para poner al hombre al servicio de ellas de los productos de las máquinas.
Nosotros, los de ahora, estamos enredados en puras contradicciones: Ya no creemos ni en mitos, ni en historias, ni en cuentos, dios es un pretexto para matarse y excluir a los demás y una fuente segura para hacer dinero aquí, que además premie con la vida eterna.
Pero algo grave, muy grave, es que ahora seguimos creyendo soberbiamente que el ser humano es el dueño del planeta, que los demás seres vivos y seres inorgánicos son nuestra propiedad y podemos hacer con ellos lo que se nos antoje. Creemos que el planeta es un objeto insensible y no es más que un botín que lo podemos explotar hasta que no le quede un árbol, un litro de agua bebible y un una bocanada de aire para ser respirado sin tener que pagar por ello. Nos hemos repartido el planeta a la mala y a la brava y nos matamos por sus riquezas que son de todos.
Ahora adoramos el desarrollo, el progreso material, las comodidades como fines en sí mismos y en el consumir no tenemos llenadera. La sociedad se ha divorciado de la verdadera naturaleza y nos hemos puesto al servicio obsesivo de consumir, para seguir consumiendo. Además muchos de nuestros esfuerzos van a prolongar y prolongar la vida olvidándonos de nuestro gran temor a enfrentar que un día desconocido, en una hora desconocida nos iremos de aquí. Nos hemos hecho urbanos e industriales y sabemos cómo encender y cambiar un foco pero no tenemos la luz interior que nos ilumine y aclare estas y muchas otras contradicciones en nuestra feliz forma occidental de vivir.

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