Aquí en nuestro desierto cada mes tiene su dedicatoria. El mes de septiembre es el mes del testamento. Es una costumbre adoptada y trasmitida de padres a hijos y a nietos. Para una inmensa parte de los humanos el testamento es poner orden en las muchas o pocas cosas de las que uno se ha hecho durante la vida. Pero ¿qué de lo intangible? De lo que la vida nos ha regalado gratuitamente en enseñanzas y alegrías en penas y dolores. ¿Qué haremos con ellos? Por cierto, siguiendo esta costumbre en mi patria chica adoptiva que es el desierto yo expresé mi voluntad en un septiembre que no me acuerdo pero ahí está. Hoy ilumina mi presente un texto de un mexicano indígena que testó de la siguiente hermosa manera:
Mis libros de Carlos
Mi dinero de Lorenzo
Mi ambición del futuro
Mi angustia del pasado
Mi nombre es el de mi padre
Mis apellidos también
Mis hermanos son hermanos de mis hermanos.
Hasta la máquina de escribir es prestada
- Inspirado por Genaro Huacal. Testamento. Campeche. Ojarasca, septiembre de 1993.
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