viernes, 4 de diciembre de 2009

Escribir ,vivir


A menudo me he preguntado sobre el para qué escribir. Mi propia respuesta se ha transformado conforme hago el camino como el paisaje cambia en cada paso y los sentimientos que éste despierta también se modifican como la luz en el camino diario. Me gustan las historias sobre todo las historias de vida, de las vidas humanas y cómo nos las ingeniamos para que este camino tenga un sentido y un para qué en la cotidianidad. Así como no hay paso definitivo, tampoco hay escritura definitiva. Quizá la vida es sólo eso un balbuceo y esa pequeñez tiene la suficiente grandeza para seguir escribiendo. Recuerdo una nota que está en mi mesa de trabajo y dice así: El arte de escribir historias está en saber sacar de lo poco que se ha comprendido de la vida todo lo demás; pero acabada la página se reanuda la vida y uno se da cuenta de que lo que sabía es muy poco. Sí, fue mi querido Italo Calvino quien tuvo al ser humano, su vida y sus historias en el centro de su escritura cotidiana.

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