Uno puede viajar por el mundo entero, ascender a los cielos, descender a los cráteres, más aún uno puede cambiar su nombre y nacionalidad y hablar en lenguas extranjeras. En medio de este panorama hay un hecho incontrovertible que despierta finas, profundas vibraciones en el alma humana y es el tema de la lengua aprendida en la casa paterna y materna. Ítalo Calvino dijo al respecto: Todo puede cambiar, pero no el idioma que llevamos dentro de nosotros, como un mundo más exclusivo y definitivo que el vientre de nuestra madre. Esta es una de las razones por las que llamamos lengua materna a la lengua original que registraron nuestros oídos y grabaron las células de nuestro cerebro para siempre. Tan es cierto que un día me dijo una querida amiga. He viajado, hablo otras lenguas casi todo el tiempo pero mis sueños siempre son en castellano, la lengua de mi amada madre.
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