Octavio Paz mantuvo una intensa y cálida relación de amistad epistolar con uno de sus agentes literarios y éste guardó su correspondencia con gran devoción. Hoy conocemos entre muchas muestras de afecto una tarjeta postal que Octavio le envió a su amigo y a su esposa desde Egipto y probablemente a bordo de un barco de pasajeros de bandera polaca. Después de saludarlos cordialmente se despidió y como nota al pie de la tarjeta escribió este hermoso texto fruto de su fina observación y expresión poética: “El Mar Rojo …es azul y en cambio el cielo… es rojo”
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