El efecto Fata Morgana recibe su nombre del italiano fata Morgana (es decir: hada Morgana), en referencia a la hermanastra del Rey Arturo (Morgan le Fay) que, según la leyenda, era un hada cambiante. Es un espejismo o ilusión óptica que se debe a una inversión de temperatura. Objetos que se encuentran en el horizonte como, por ejemplo, islas, acantilados, barcos o témpanos de hielo, adquieren una apariencia alargada y elevada, similar a "castillos de cuentos de hadas”. La fatamorgana más célebre es la que se produce en la costa italiana del Estrecho de Messina, entre Calabria y Sicilia. Los efectos Fata Morgana suelen ser visibles por la mañana, después de una noche fría. Los efectos Fata Morgana son espejismos superiores, diferentes de los espejismos inferiores, que son más habituales y crean la ilusión de lagos de agua distantes en el desierto o en carreteras con el asfalto muy caliente. Por otro lado el espejismo es una ilusión óptica a la cual se debe que los objetos lejanos aparecen reflejados en una superficie líquida que en realidad no existe. Este pequeño viaje por la fata Morgana y los espejismos nos lleva a nuestro mundo interior donde experimentamos estos fenómenos cuando nos ilusionamos, cuando idealizamos la realidad. Por ejemplo no podemos esperar resultados de aquello que no hemos sembrado. No podemos llegar a ninguna meta si no nos pusimos en camino y dimos todos los pasos necesarios. Nunca como ahora es iluminador el dicho de Han Shan: Nadie puede beber agua de un espejismo.
1 comentario:
la realidad en sì, toda, como la percibimos, es un espejismo.
Publicar un comentario