Dos tareas imposibles descubrí siendo muy joven: decir qué es el viento y decir que es la libertad. Sobre el viento han escrito los físicos, los meteorólogos y los astrónomos y de la libertad se han ocupado los filósofos, los psicólogos y los teólogos sin dejar a los juristas y los políticos. Por otro lado, siempre me ha llamado la atención la obsesión de los humanos por crear banderas de todas las formas y colores. Signo y símbolo son de tierras y propiedades, de partidos y religiones, de aventureros, descubridores, mercenarios, piratas y bucaneros. En nuestro desierto el viento es amo y señor invisible, siempre presente. Un día, durante el invierno, descubrí de la mano escritora de mi querido José Emilio Pacheco esta revelación: Y el viento, era otra vez, la libertad que en vano intentamos fijar en las banderas. Fue la poesía quien me develó el misterio inasible de la trilogía: banderas, viento y libertad.
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