domingo, 14 de febrero de 2010

El corazón y su memoria

Uno de mis primeros aprendizajes en esta vida fue practicar la gratitud, decir sinceramente gracias, ser agradecido. Esas experiencias están fuertemente vinculadas con un hilo de plata invisible. Ese hilo es la memoria. Pero no se trata de la memoria común, la que recuerda el número de casa, el número de la cuenta de banco o el de la placa del carro. Esta es una memoria sutil e invisible y algunos de nosotros la llamamos la memoria del corazón. Así pues, cuanto más memoriosos seamos desde el corazón seremos más agradecidos. La gratitud es un reconocimiento a lo gratuito de la vida, a los dones, a las muestras de amistad y ayudas que recibimos de otros seres humanos a lo largo de la vida. Abrigo el deseo y propósito de no dejar pasar un solo día de lo que me reste de vida sin dar gracias. Sumado todo lo vivido en el momento de despedirme de este cuerpo y de este mundo, quisiera estar ocupado hasta el último instante en pasar revista con la memoria del corazón y decir ¡gracias!



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