Entre el año que se va y el tiempo que asoma en la esquina, mis pies me llevan entre calles empinadas, empedradas.Es un pueblito dedicado a Santiago el Caminante. Arriba, un cielo pálido. El sol baña con su última luz los troncos, árboles desnudos, fachadas desvencijadas. Rumor de pasos en la hojarasca dorada de estos días. Hojarasca donde descansan hojas que fueron de un álamo y de un nogal. En el horizonte el humo de los fogones familiares forma un encaje enigmático en la transparencia del aire. Aquí, en la tierra, hay árboles heridos, casas ofendidas por el descuido, tiempo de guerra y desgarraduras humanas.
-Villa de Santiago, NL 2010
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