viernes, 21 de octubre de 2011

Dedicar

Hay la necesidad humana de permanecer en el tiempo que ,al volver la mirada, siempre es pasado. Los arcos del triunfo, las catedrales, los puentes y los molinos, los castillos y los palacios, las cortes y los puertos, todos coinciden en tener una placa marmórea o de bronce para recordar el hecho que con el tiempo muchos no sabrán  pronunciar.

Hace unos poco días, me vi imprimiendo mi firma en algunos libros que irán de aquí para allá y viceversa y transversa, en ese ritual de dejar un autógrafo para alguien. Dedicar un libro es un ritual grato, humanísimo, de mencionar un nombre y dejarlo volar por los cielos de los libros. Pero no nos ilusionemos, con los años y los siglos muy pocos serán  los nombres de los autores y los nombres de los dueños de los libros que signifiquen algo memorable –digno de conservarse en la memoria-

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