viernes, 20 de enero de 2012

Ojos y cerebros

Durante un viaje hace no poco tiempo, entre en una pequeña abigarrada y oscura tienda me atendió un señor  que fue migrante a los 7 años de edad desde el lejano Líbano. En medio del aroma a especias, incienso, frutos secos, aceites y aceitunas, brilló para mí, un viejo cartelito que estaba en la pared a la altura de su cabeza presidiendo la tienda junto al cajón de sus dineros. Los ojos no sirven de nada a un cerebro ciego. [1] Cuanta  necesidad  tenemos de llegar a ser personas completas y no quedarnos en la fragmentación de un rompecabezas.



[1] Proverbio Árabe

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