miércoles, 8 de febrero de 2012

La casa natal

Para muchos seres humanos el fin del año llega como un alivio para otros, no pocos, llega como pesadumbre. Se amontonan los recuerdos de los seres amados que ya partieron de este mundo y las memorias de quebrantos de diversa índole. Nuestro desierto está preñado de heridas en estos tiempos violentos  dentro de la violenta búsqueda del poder económico disputado por los más variados grupos de interés relacionados con el tráfico de narcóticos y de armas. A este panorama sumemos el éxodo de millares de migrantes que llegan de los cuatro puntos cardinales de México y del mundo entero anhelando cruzar furtivamente el muro metálico cada vez más soberbio que deja pequeño al muro de Berlin.Me pregunto ¿de qué lado está la libertad? La respuesta tarda, mientras tanto, llegado el fin del año las caravanas de migrantes en el desierto de todas las nacionalidades imaginables me recuerdan a Basho quien dijo hace siglos: Mi casa natal; Llorando sobre el cordón umbilical, El fin de año. El fin del año es tiempo de la nostalgia o tiempo en que el recuerdo del hogar lejano  arde, quema y duele.

No hay comentarios: