viernes, 10 de febrero de 2012

Sala de espera

Una noche gélida, invernal, en nuestro desierto cerca de la línea entre los dos mundos que cohabitamos es la sala de espera de un hospital. Las circunstancias me han traído hasta aquí y las he tomado por mi cuenta. Historias van, historias vienen, los temas, casi siempre los mismos, heridos, baleados, torturados, golpeados. Las causas: la violencia, las policias, los secuestradores, los grupos armados de traficantes de narcóticos, las pandillas que aprovechan el río revuelto. Las víctimas, todos y todas. Se cuentan viejos, jóvenes, niños, abuelas, hijas, nietas, albañiles, taxistas. Cierro por un momento mis ojos bajo el peso de mis párpados y el humo seco del cigarro. Estas historias son como la ola que viene y se va y al volver revienta - aunque tarde o temprano, la mansedumbre paciente de la arena y la playa doman al oleaje. En esta oscuridad recuerdo a otra noche descrita por Basho, que bien sabía de las desdichas humanas: Una helada noche de lágrimas / El sonido del remo / Golpeando la ola.




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