Allá,en los aciagos tiempos de la Revolución de Octubre hubo un joven que combatió ,y en los reveses de la vida, estuvo en el campo de los señalados. Pese a su sacrificio fue deportado y murió a los 37 años gangrenado. Este hombre fue uno entre millones pero nos dejó, literalmente, en el bolsillo de su saco, un puñado de poemas -tan amados por mí- que son una brújula en nuestro camino y un aliento para cuando los tiempos desfallecientes se ciernan sobre nosotros, aquí en nuestro desierto o en cualquier rincón del mundo:
Los años, la gente, los pueblos
huyen para siempre
como el agua que corre.
En el pedestre espejo de la naturaleza
las estrellas son la red, los peces nosotros,
los dioses espectros en la oscuridad.
-Gracias a ti querido Vladimir Lebnikov.
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