lunes, 7 de enero de 2013

Tropezarnos con la misma piedra

La ciencia como la tecnología nos sorprende pues con cada invento que beneficia en algo a los humanos se genera un problema. Decía Paul Virilio que, cuando se inventó la primera nave  se creó la probabilidad de un naufragio y su calamidad…desde el primer árbol excavado y convertido en canoa hasta el Ritz de los Mares o Titanic que se fue a pique con sus lujos, arrogancia y aires de superioridad en su viaje inaugural de Inglaterra a Nueva York. Joseph Conrad escribió al año del hundimiento del gran hotel flotante dos brillantes artículos[1] que pusieron de manifiesto rasgos de la civilización inglesa que palpita en la mentalidad tecnológica de hoy a mas de cien años de distancia: Primero, la confianza ciega en la tecnología, en los materiales …que fallan. Segundo, los errores humanos como la pobre capacitación de los camareros del gran barco que no ataron ni desataron ante el problema. Tercero, la mentalidad de los pasajeros que bajo la insistencia de la propaganda de los empresarios se convencieron de que el barco era insumergible y estuvieron reacios a subir a los botes –los cuales no fueron suficientes para la totalidad  de pasajeros y tripulantes- Cuarto, el tema del gigantismo o tamaño que hace pensar que todo mientras más grande es sinónimo de progreso y no se ve el lado frágil de los gigantes con pies de barro. Mientras persisitimos en estas inconsistencias seremos candidatos a tropezarnos dos veces con la misma piedra.



[1] Joseph Conrad.English Review, 1912.

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