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domingo, 4 de mayo de 2014

Tener

GPH
Es patente que en nuestras vidas pasamos de pensar en quién soy al qué hago y al qué tengo. Una referencia clara a los tres verbos básicos de la vida:ser, hacer y tener.  Sobre esos tres reinos se ha escrito de manera incalculable. Hoy me detengo en el asunto de tener, qué tener, cuánto tener, cómo tener. Requerimos de discernimiento para saber qué tener, moderación para decidir cuánto tener, y una conducta recta sobre cómo alcanzar lo que tenemos  -tema de la relación entre los medios y el fin-  El tener es causa de satisfacciones, alegrías y también preocupaciones, ansiedad y conflictos  que pueden llevar hasta perder la vida o matar a otros por tener. Pero suele suceder que, de vez en cuando, volvemos a un punto cero, pues perdemos en segundos todo lo que tenemos, llámese incendio, inundación, terremoto o naufragio. Son situaciones en el límite y entonces se abre una luz para nosotros que los viejos rancheros de nuestro desierto conocen desde siglos atrás: Un hombre sólo tiene lo que no puede perder en un naufragio. ¿Qué no puede quitarme un naufragio? Me quedo con esta pregunta , agradecido a la vida y a mis amigos de estas tierras.

lunes, 5 de agosto de 2013

Ausencia






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Hay diferentes experiencias  del vacío existencial en nuestra vida humana. Uno de los más frecuentes es  la ausencia. Cuanto más cercano y querido el ser, más sentida su presencia y su ausencia. El amor en todas sus manifestaciones tiene una gran prueba que superar cuando se presenta la ausencia –sea física por la distancia o por los sentimientos y las emociones. La literatura, las letras de las canciones y las películas dan amplia muestra de la ausencia como uno de los estados anímicos más difícil de sobrellevar. La ausencia suele vivirse angustiosamente como un naufragio cuando el ser amado se va de este mundo visible. Nuestro querido JL Borges  nos regaló dos líneas luminosas al respecto: Tu ausencia me rodea como la cuerda a la garganta, el mar al que se hunde[1]








[1] Inspirado por  J L Borges en @literaturainba

domingo, 28 de julio de 2013

Navegantes






La montaña para el montañés, el mar para el marinero, el aire para el aviador. Son los elementos primigenios e inspiradores de la vida, el trabajo y el amor con sus venturas y desventuras. Una gran mujer[1],  familiarizada con el mar y sus secretos ,anotó para nosotros: No conoce el arte de la navegación
 quien no ha bogado en el vientre
 de una mujer, remado en ella,
naufragado 
y sobrevivido en una de sus playas. Y con justa medida está su contraparte que forman el Uno y el Todo de la vida y del amor: “No conoce el arte de la navegación
 quien no ha bogado en los brazos
 de un hombre, remado en el,
naufragado 
y sobrevivido en una de sus playas”.








[1] Inspirado por  Cristina Peri Ross, Bitácora "Linguüística general" 1979

sábado, 6 de julio de 2013

Remos


Odiseo
 Todos los inventos nos regalan comodidad,rapidez,eficiencia ,por un lado, y el naufragio y la muerte por otro lado. Pensemos en el invento de las naves. Cruzan ríos, lagos y mares pero juegan con el riesgo del error humano o con el desastre de la naturaleza. Sobreviene el naufragio y conlleva sobrevivencia o muerte. Así es nuestra vida, una nave. Salimos de un puerto esperanzados, gozosos y con algunas previsiones pero el mundo de los imponderables es amplio. Cada ser humano puede hacer en alguna pausa de la vida el inventario de los propios naufragios: un error, una decisión equivocada, una palabra de más que ya no volvió al arco que la disparó, etc. El resultado podría ser desalentador, frustrante un desilusión completa. Pero he aquí que la vida es generosa y mientras respiremos hay una oportunidad que nos aguarda. Nuestro buen Antonio Gala bien sabe de navegaciones y anotó en su diario de navegante: Ya nunca más diré: «Todo termina»,
sino: «Sonríe, alma, y comencemos.»
En nuevas manos pongo nuevos remos
 y nuevas torres se alzan de la ruina. ¡Qué mayor dicha pueda darnos la vida que poner nuevos remos en nuestras encallecidas manos renovadas!.





viernes, 11 de enero de 2013

Zarpar


 

 

 

Un paseo por la orilla del mar me ha devuelto, entre el romper de las olas, a darme cuenta que la fascinación y el respeto que me despierta el mar está en la conciencia de ser un navegante. La vida es en buena medida una suerte de navegación. Zarpamos del puerto y a un puerto vamos. Todo lo que sucede en el viaje está salpicado de imponderables entre los cuales se incluye el naufragio posible. Nada en el navegar es seguro porque el error humano, el descuido, la falta de atención correcta nos puede desviar, extraviar. Gracias damos a los faros y a otras ayudas externas e internas como nuestra atención, memoria, imaginación e intuición que trabajan para que lleguemos al puerto. Así como hay un viaje personal, este paseo marítimo me ha devuelto la conciencia de ser parte de la gran nave que es nuestro planeta azul que surca el mar cósmico. Si nuestro viaje personal está sujeto a los imponderables también nuestro viaje planetario. Cuando veo el horizonte de nuestra especie humana creo vislumbrar tantas señales esperanzadoras como otras que son amenazantes y que me alertan sobre la probabilidad del naufragio de nuestra familia. De nosotros depende y aún estamos a tiempo.

 

lunes, 7 de enero de 2013

Tropezarnos con la misma piedra

La ciencia como la tecnología nos sorprende pues con cada invento que beneficia en algo a los humanos se genera un problema. Decía Paul Virilio que, cuando se inventó la primera nave  se creó la probabilidad de un naufragio y su calamidad…desde el primer árbol excavado y convertido en canoa hasta el Ritz de los Mares o Titanic que se fue a pique con sus lujos, arrogancia y aires de superioridad en su viaje inaugural de Inglaterra a Nueva York. Joseph Conrad escribió al año del hundimiento del gran hotel flotante dos brillantes artículos[1] que pusieron de manifiesto rasgos de la civilización inglesa que palpita en la mentalidad tecnológica de hoy a mas de cien años de distancia: Primero, la confianza ciega en la tecnología, en los materiales …que fallan. Segundo, los errores humanos como la pobre capacitación de los camareros del gran barco que no ataron ni desataron ante el problema. Tercero, la mentalidad de los pasajeros que bajo la insistencia de la propaganda de los empresarios se convencieron de que el barco era insumergible y estuvieron reacios a subir a los botes –los cuales no fueron suficientes para la totalidad  de pasajeros y tripulantes- Cuarto, el tema del gigantismo o tamaño que hace pensar que todo mientras más grande es sinónimo de progreso y no se ve el lado frágil de los gigantes con pies de barro. Mientras persisitimos en estas inconsistencias seremos candidatos a tropezarnos dos veces con la misma piedra.



[1] Joseph Conrad.English Review, 1912.

martes, 21 de junio de 2011

Naufragio



En medio del desierto norteño de nuestro México vi escrito en el mar blanco de una pared este húmedo mensaje que me recuerda a otras travesías  de mi largo viaje: Desde que sentí el mar en tus ojos naufragué. Mares azules, aceitunos, de miel, esmeralda, mares son y en ellos no hay humano que este seguro de nunca naufragar. Estoy vivo para contarlo afortunadamente.

sábado, 28 de mayo de 2011

Dichoso 2




Como cantaba mi querido amigo y compañero de escuela no sólo necesitamos techo, abrigo y un mendrugo de pan. En nuestra caja de herramientas es bueno que contemos con tres actitudes ante la vida que nos ayudarán a llegar a casa y nos evitaran más de un naufragio:


                                       Dichoso el hombre que lleva
ventanas de colegial
y corazón de geranio
y perfumes de azafrán.[1]

El tiempo de la escuela es tiempo para abrir la mente –cual ventanal- y extender la visión hasta el horizonte infinito. El tiempo de la escuela de la vida es tiempo para que el rojo geranio mantenga viva la llama sagrada del entusiasmo. Que el talante con el que caminemos por estos caminos deje tras nosotros una estela al gusto de cada cual: azafrán, limonero o madreselva.



[1] [1] Inspirado por Enrique Morón