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martes, 2 de agosto de 2016

Si no estás seguro...

Respecto de nuestra naturaleza humana, de nuestras capacidades, habilidades y límites se escribe abundantemente. Hay quien afirma que no hay límite para los sueños y para el querer humano y otros son reservados al respecto y hasta pesimistas.
El sobre estimarse y el  sub estimarse es un movimiento pendular perpetuo en nuestra especie y esas visiones han producido el espíritu "prometeico" pero también el pesimista  y temeroso.
Estas consideraciones son vida palpitante en nuestro mundo desde el tiempo de las cavernas y de los cazadores. Ante el reto, nuestros ancestros aprendieron a conocer sus fortalezas y debilidades y sufrieron las consecuencias mortales cuando no calcularon bien.
Fruto de esa sabiduría humana,  acumulada por cientos de miles de años, es un refrán de nuestro desierto: "Si no estás seguro de matar al león ni te le acerques pues él te matará a tí"  o aquel otro dicho de Mateo Alemán:  "No entres donde libremente no puedas salir"

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Zurdos





La vida en nuestro desierto siempre ha requerido de sus habitantes el dedicarse con entusiasmo a la solución de los problemas prácticos para la sobrevivencia. Sea en el campo, la minería, la ganadería y la construcción del techo para cobijarse hombres y mujeres son interrogados todos los días por la vida para resolver las dificultades cotidianas  para sortear. El clima, en extremo frío y cálido, acentúa la urgencia de las soluciones antes de que se presenten los días más difíciles. Este desierto requiere de manos hábiles y cuando no se tienen se suele escuchar esta viva expresión : Algunos hay que parecen zurdos de las dos manos[1].   




[1] Frase atribuida al gran Alejandro Casona.

domingo, 28 de julio de 2013

Navegantes






La montaña para el montañés, el mar para el marinero, el aire para el aviador. Son los elementos primigenios e inspiradores de la vida, el trabajo y el amor con sus venturas y desventuras. Una gran mujer[1],  familiarizada con el mar y sus secretos ,anotó para nosotros: No conoce el arte de la navegación
 quien no ha bogado en el vientre
 de una mujer, remado en ella,
naufragado 
y sobrevivido en una de sus playas. Y con justa medida está su contraparte que forman el Uno y el Todo de la vida y del amor: “No conoce el arte de la navegación
 quien no ha bogado en los brazos
 de un hombre, remado en el,
naufragado 
y sobrevivido en una de sus playas”.








[1] Inspirado por  Cristina Peri Ross, Bitácora "Linguüística general" 1979

sábado, 6 de julio de 2013

Remos


Odiseo
 Todos los inventos nos regalan comodidad,rapidez,eficiencia ,por un lado, y el naufragio y la muerte por otro lado. Pensemos en el invento de las naves. Cruzan ríos, lagos y mares pero juegan con el riesgo del error humano o con el desastre de la naturaleza. Sobreviene el naufragio y conlleva sobrevivencia o muerte. Así es nuestra vida, una nave. Salimos de un puerto esperanzados, gozosos y con algunas previsiones pero el mundo de los imponderables es amplio. Cada ser humano puede hacer en alguna pausa de la vida el inventario de los propios naufragios: un error, una decisión equivocada, una palabra de más que ya no volvió al arco que la disparó, etc. El resultado podría ser desalentador, frustrante un desilusión completa. Pero he aquí que la vida es generosa y mientras respiremos hay una oportunidad que nos aguarda. Nuestro buen Antonio Gala bien sabe de navegaciones y anotó en su diario de navegante: Ya nunca más diré: «Todo termina»,
sino: «Sonríe, alma, y comencemos.»
En nuevas manos pongo nuevos remos
 y nuevas torres se alzan de la ruina. ¡Qué mayor dicha pueda darnos la vida que poner nuevos remos en nuestras encallecidas manos renovadas!.