Respecto de nuestra naturaleza humana, de nuestras capacidades, habilidades y límites se escribe abundantemente. Hay quien afirma que no hay límite para los sueños y para el querer humano y otros son reservados al respecto y hasta pesimistas.
El sobre estimarse y el sub estimarse es un movimiento pendular perpetuo en nuestra especie y esas visiones han producido el espíritu "prometeico" pero también el pesimista y temeroso.
Estas consideraciones son vida palpitante en nuestro mundo desde el tiempo de las cavernas y de los cazadores. Ante el reto, nuestros ancestros aprendieron a conocer sus fortalezas y debilidades y sufrieron las consecuencias mortales cuando no calcularon bien.
Fruto de esa sabiduría humana, acumulada por cientos de miles de años, es un refrán de nuestro desierto: "Si no estás seguro de matar al león ni te le acerques pues él te matará a tí" o aquel otro dicho de Mateo Alemán: "No entres donde libremente no puedas salir"
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