Mostrando entradas con la etiqueta etc.. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta etc.. Mostrar todas las entradas

martes, 2 de agosto de 2016

Si no estás seguro...

Respecto de nuestra naturaleza humana, de nuestras capacidades, habilidades y límites se escribe abundantemente. Hay quien afirma que no hay límite para los sueños y para el querer humano y otros son reservados al respecto y hasta pesimistas.
El sobre estimarse y el  sub estimarse es un movimiento pendular perpetuo en nuestra especie y esas visiones han producido el espíritu "prometeico" pero también el pesimista  y temeroso.
Estas consideraciones son vida palpitante en nuestro mundo desde el tiempo de las cavernas y de los cazadores. Ante el reto, nuestros ancestros aprendieron a conocer sus fortalezas y debilidades y sufrieron las consecuencias mortales cuando no calcularon bien.
Fruto de esa sabiduría humana,  acumulada por cientos de miles de años, es un refrán de nuestro desierto: "Si no estás seguro de matar al león ni te le acerques pues él te matará a tí"  o aquel otro dicho de Mateo Alemán:  "No entres donde libremente no puedas salir"

martes, 24 de marzo de 2015

Medir




Hay seres humanos que se distinguen porque aprendieron a darle acuce a sus opiniones de tal manera  que se asemejan a un torrente de agua borrascosa que arrastra lo que se le interpone en su desaforado camino. Esa manera de conducirse se atribuye al aprendizaje, a la herencia, al temperamento y hasta a la valentía de ¨llamar a las cosas por su nombre sin miramientos¨.  Hay otros seres humanos que, tal vez sientan lo mismo, pero antes de darle rienda suelta a sus palabras se detienen y lo piensan dos veces. En las anotaciones personales de Abraham Lincoln podemos leer esta confidencia:  "Medir las palabras no es necesariamente endulzar la exprersión, sino haber previsto y aceptado las consecuencias de ellas" Causa y efecto, acción y reacción son elementos inseparables de la libertad de expresión que para ser verdadera libertad, no puede olvidarse de la responsabilidad.En última instancia, no hay que olvidar que mi palabra como una flecha, salida de mi boca, ya no vuelve a ella.