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sábado, 9 de noviembre de 2013

Ajustar




Nuestro desierto  amado tiene su carácter y es de extremos: viento, frío, calor, nieve, sequía, todo entero y nada a medias. En respuesta a este entorno se forman los hombres y las mujeres de estas tierras. Gente del campo, rancheros, vaqueros, ganaderos, mineros y albañiles, “traileros” y carteros, todos saben que el secreto para vivir en esta parte del mundo es tener un buen talante, una actitud decidida y práctica. El cartero que me visita a menudo me regaló una pequeña hoja con este texto que resume la vida de nuestra gente: El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas [1].




[1] William Ward.

domingo, 28 de julio de 2013

Navegantes






La montaña para el montañés, el mar para el marinero, el aire para el aviador. Son los elementos primigenios e inspiradores de la vida, el trabajo y el amor con sus venturas y desventuras. Una gran mujer[1],  familiarizada con el mar y sus secretos ,anotó para nosotros: No conoce el arte de la navegación
 quien no ha bogado en el vientre
 de una mujer, remado en ella,
naufragado 
y sobrevivido en una de sus playas. Y con justa medida está su contraparte que forman el Uno y el Todo de la vida y del amor: “No conoce el arte de la navegación
 quien no ha bogado en los brazos
 de un hombre, remado en el,
naufragado 
y sobrevivido en una de sus playas”.








[1] Inspirado por  Cristina Peri Ross, Bitácora "Linguüística general" 1979

martes, 21 de junio de 2011

Naufragio



En medio del desierto norteño de nuestro México vi escrito en el mar blanco de una pared este húmedo mensaje que me recuerda a otras travesías  de mi largo viaje: Desde que sentí el mar en tus ojos naufragué. Mares azules, aceitunos, de miel, esmeralda, mares son y en ellos no hay humano que este seguro de nunca naufragar. Estoy vivo para contarlo afortunadamente.