Nuestro desierto amado tiene su carácter
y es de extremos: viento, frío, calor, nieve, sequía, todo entero y nada a
medias. En respuesta a este entorno se forman los hombres y las mujeres de
estas tierras. Gente del campo, rancheros, vaqueros, ganaderos, mineros y
albañiles, “traileros” y carteros, todos saben que el secreto para vivir en
esta parte del mundo es tener un buen talante, una actitud decidida y práctica.
El cartero que me visita a menudo me regaló una pequeña hoja con este texto que
resume la vida de nuestra gente: El
pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista
ajusta las velas [1].
Es una antología de las Cartas del Desierto que trasmito en Radio Universidad 105.3 FM y 1310AM, Chihuahua. Mexico. Una mirada sobre el mundo, la vida y la historia Social desde el desierto Chihuahuense en el Norte de México. Escribo y comparto mis sentires mientras vamos de camino: Si estas Cartas te ayudan y las reproduces, cita al autor y a la fuente. ¡Gracias por escribir tus comentarios¡ -La vida abre la puerta,nosotros hacemos el camino-
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sábado, 9 de noviembre de 2013
domingo, 28 de julio de 2013
Navegantes
La montaña para el montañés, el mar para
el marinero, el aire para el aviador. Son los elementos primigenios e
inspiradores de la vida, el trabajo y el amor con sus venturas y desventuras.
Una gran mujer[1],
familiarizada con el mar y sus secretos ,anotó
para nosotros: No conoce el arte de
la navegación
quien no ha bogado en el vientre
de una mujer, remado en
ella,
naufragado
y sobrevivido en una de sus playas. Y con justa medida
está su contraparte que forman el Uno y el Todo de la vida y del amor: “No
conoce el arte de la navegación
quien no ha bogado en los brazos
de un hombre,
remado en el,
naufragado
y sobrevivido en una de sus playas”.
martes, 21 de junio de 2011
Naufragio
En medio del desierto norteño de nuestro México vi escrito en el mar blanco de una pared este húmedo mensaje que me recuerda a otras travesías de mi largo viaje: Desde que sentí el mar en tus ojos naufragué. Mares azules, aceitunos, de miel, esmeralda, mares son y en ellos no hay humano que este seguro de nunca naufragar. Estoy vivo para contarlo afortunadamente.
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