Un
paseo por la orilla del mar me ha devuelto, entre el romper de las olas, a
darme cuenta que la fascinación y el respeto que me despierta el mar está en la
conciencia de ser un navegante. La vida es en buena medida una suerte de navegación.
Zarpamos del puerto y a un puerto vamos. Todo lo que sucede en el viaje está
salpicado de imponderables entre los cuales se incluye el naufragio posible.
Nada en el navegar es seguro porque el error humano, el descuido, la falta de
atención correcta nos puede desviar, extraviar. Gracias damos a los faros y a
otras ayudas externas e internas como nuestra atención, memoria, imaginación e
intuición que trabajan para que lleguemos al puerto. Así como hay un viaje personal,
este paseo marítimo me ha devuelto la conciencia de ser parte de la gran nave
que es nuestro planeta azul que surca el mar cósmico. Si nuestro viaje personal
está sujeto a los imponderables también nuestro viaje planetario. Cuando veo el
horizonte de nuestra especie humana creo vislumbrar tantas señales
esperanzadoras como otras que son amenazantes y que me alertan sobre la
probabilidad del naufragio de nuestra familia. De nosotros depende y aún
estamos a tiempo.
Es una antología de las Cartas del Desierto que trasmito en Radio Universidad 105.3 FM y 1310AM, Chihuahua. Mexico. Una mirada sobre el mundo, la vida y la historia Social desde el desierto Chihuahuense en el Norte de México. Escribo y comparto mis sentires mientras vamos de camino: Si estas Cartas te ayudan y las reproduces, cita al autor y a la fuente. ¡Gracias por escribir tus comentarios¡ -La vida abre la puerta,nosotros hacemos el camino-
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