viernes, 11 de enero de 2013

Zarpar


 

 

 

Un paseo por la orilla del mar me ha devuelto, entre el romper de las olas, a darme cuenta que la fascinación y el respeto que me despierta el mar está en la conciencia de ser un navegante. La vida es en buena medida una suerte de navegación. Zarpamos del puerto y a un puerto vamos. Todo lo que sucede en el viaje está salpicado de imponderables entre los cuales se incluye el naufragio posible. Nada en el navegar es seguro porque el error humano, el descuido, la falta de atención correcta nos puede desviar, extraviar. Gracias damos a los faros y a otras ayudas externas e internas como nuestra atención, memoria, imaginación e intuición que trabajan para que lleguemos al puerto. Así como hay un viaje personal, este paseo marítimo me ha devuelto la conciencia de ser parte de la gran nave que es nuestro planeta azul que surca el mar cósmico. Si nuestro viaje personal está sujeto a los imponderables también nuestro viaje planetario. Cuando veo el horizonte de nuestra especie humana creo vislumbrar tantas señales esperanzadoras como otras que son amenazantes y que me alertan sobre la probabilidad del naufragio de nuestra familia. De nosotros depende y aún estamos a tiempo.

 

No hay comentarios: