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viernes, 11 de enero de 2013

Zarpar


 

 

 

Un paseo por la orilla del mar me ha devuelto, entre el romper de las olas, a darme cuenta que la fascinación y el respeto que me despierta el mar está en la conciencia de ser un navegante. La vida es en buena medida una suerte de navegación. Zarpamos del puerto y a un puerto vamos. Todo lo que sucede en el viaje está salpicado de imponderables entre los cuales se incluye el naufragio posible. Nada en el navegar es seguro porque el error humano, el descuido, la falta de atención correcta nos puede desviar, extraviar. Gracias damos a los faros y a otras ayudas externas e internas como nuestra atención, memoria, imaginación e intuición que trabajan para que lleguemos al puerto. Así como hay un viaje personal, este paseo marítimo me ha devuelto la conciencia de ser parte de la gran nave que es nuestro planeta azul que surca el mar cósmico. Si nuestro viaje personal está sujeto a los imponderables también nuestro viaje planetario. Cuando veo el horizonte de nuestra especie humana creo vislumbrar tantas señales esperanzadoras como otras que son amenazantes y que me alertan sobre la probabilidad del naufragio de nuestra familia. De nosotros depende y aún estamos a tiempo.

 

jueves, 2 de junio de 2011

Rectificar el rumbo y el paso


Para avanzar es necesario rectificar el rumbo y retomar el paso, no distraerse más de la cuenta y recordar que no es el caballo el que nos lleva sino el jinete quien conduce al caballo. Dentro de nuestra larga lista de desaciertos y errores humanos esta la siguiente observación que demuestra que el primer obstáculo que tiene el ser humano es su propia ignorancia. Una querida amiga dejó este mensaje en mi ventana y le estoy agradecido: El hombre es el único animal que ensucia el agua de la cual bebe, corta el árbol que le da sombra y mata sin tener hambre. Por esta sin razón tenemos que el llamado “occidente” de nuestro mundo es la infeliz parte del mundo donde hay más sobrepeso y obesidad del planeta, donde se tira y se vomita la comida que a millones les falta. Las enfermedades que le aquejan son las de la abundancia material y la ignorancia sobre lo importante verdaderamente como aquello de comemos para vivir y no hemos de vivir para comer  -sin que esto signifique estigmatizar el placer- Nunca estará de sobra que lo más sencillo es lo más raro y más escaso en nuestra forma extraviada de pensar, sentir y actuar: encontrar en todo el camino de en medio.