En todos los tiempos
humanos unos cuidan de nosotros y nosotros cuidamos de otros. Cuando la
conversación da un giro surgen otros cuidados, otros estados de alerta,
precaución y temor como: cuídate del resfrío, cuidate del vecino, cuídate de tu
amiga, cuidate del jefe, de la policía y del gobierno. La lista se puede volver
interminable en cuidados y en miedos.
Pero si somos sinceros, como me dijo, mi buen amigo Don Miguel: El ser humano
precavido comienza por casa y se aplica el Cuídate
de ti mismo. Con el paso de los años veo que sobre los demás seres humanos no tengo poder alguno
pero sobre mí. Sobre mí y de mí depende lo que pienso, lo que siento, las
palabras que digo y las que callo, las acciones constructivas y las destructivas.
Dejando de lado una visión con mezcla de
seriedades y temores excesivos creo que el Cuídate
de ti mismo tiene vigencia perenne.
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